N°4 Descubriendo al Perú profundo, mi primer gran viaje !


Es un año mas en mi vida y me pone muy contento todos las llamadas y mensajes por mi cumpleaños entonces quería escribir algo especial relacionado a mis raíces de la cual siempre recordare con una frase de mi abuelo “construyamos el futuro con nuestras bases milenarias”.

Enero 1997 Querocoto, Cajamarca-Perú

Mi madre mi primera gran compañera de mis primeras aventuras decidió llevarme a conocer el pueblo de la que ella es oriunda, un pueblo perdido entre la sierra y la selva peruana llamado Querocoto , pertenece a la Provincia de Chota, del Departamento de Cajamarca, a la vez el origen del nombre proviene del quechua Kero: vasija o vaso y Koto: gusano de madera. También entre sus pampas guardan parte importante de la historia de la independencia de nuestro Perú ya que de allí salió un regimiento al mando del comandante Machuca con 799 hombres que junto con las tropas de Chota integraron las fuerzas que pelearon en Junín Y Ayacucho.
Cuando llegamos Querocoto no era como realmente lo imagine ya que lo único que conocía hasta entonces eran los pueblos europeos o americanos de las películas y series de la televisión, fue el día que descubrí el Perú profundo , aquellos pueblos en los que la luz se va al mismo tiempo que el sol se va a dormir; en el que solo hay un colegio para los niños de todas las comunidades alrededor de los cuales en muchos casos están a 3 horas de ruta a pie; en la que la economía solo es agrícola lo que quiere decir es que si no siembras no comes; en el que como compañía de transporte solo tenían un bus que hacia la ruta Chiclayo-Querocoto y la inversa una vez por semana; en el que para conseguir agua se debía ir a una acequia o río ; en el que nadie recordaba cuando se hizo la ultima obra publica. Pero no todo era malo a pesar de las condiciones tan desfavorables la gente veía la vida con optimismo,recuerdo aun ver visto a las personas saludarse con entusiasmo, reírse de las travesuras que hacían sus animales, cantar por los senderos una canción sobre la flor papa. Aun se viene a mi mente la gentileza de sus pobladores ya que aquel entonces era un niño débil, del cual no estaba acostumbrado en caminar sobre las piedras o el barro hacia la casa de la abuela que eran alrededor 2 horas de ruta a pie; sin embargo siempre recuerdo que apareció un hombre del cual su nombre he olvidado diciendo estas palabras: “Señora su cholito no puede caminar tome mi caballo que la ayudo hasta su casa”.


Como cada pueblo de nuestro encantador país guarda tradiciones y costumbres , cuando mis abuelos eran jóvenes ellos nunca tuvieron una cita, el un día la vio y decidió esposarla porque estaba en la edad de formar una familia (18 años) y mi abuela en la edad de tener hijos (16 años), la costumbre era mandar cartas a los padres de la futura novia, para pedir la mano de la novia, para esto mi abuelo desde lo alto de un cerro cantaba por las noches lindos versos con su guitarra para enamorar a mi joven abuela, en la oscuridad de la noche admito que no llegaba a ver el rostro del galante muchacho pero le gustaba salir a escuchar aquellos versos que ya no recordaba, entonces el padre de mi abuela dependiendo el humor mandaba a los perros a callar al muchacho o salía con su escopeta para ahuyentarlo, el siguiente paso era enviar carta a los padres, normalmente los padres rechazaban las primeras veces para probar la perseverancia y el interés del muchacho, estas cartas en el caso de mi abuela, su padre las rechazo hasta en 3 ocasiones, finalmente accedió a leer la cuarta carta y respondió fijando la fecha de la pedida de mano y pronto matrimonio ya que sería la única forma en que la mujer podría salir de su casa. Ya llegada la fecha del matrimonio la novia debía ofrecer al novio un poncho hilado con lana de carnero tejido por ella, que lo preparaba desde que entraba a la pubertad entre los 12 o 13 años, la ceremonia se hacía en la iglesia del pueblo que era 2 horas desde sus casas, los novios eran los únicos que subían al pueblo montados de un caballo, luego los invitados subían la cuesta hacia el pueblo bebiendo su aguardiente y cantando con la banda musical, claro porque en Cajamarca esto nunca debe faltar.


Recuerdo también que con mi madre fuimos invitados a una fiesta algo peculiar, era la fiesta del “bota luto de don Santos”, era un anciano que había muerto hace exactamente un año, y su familia vistió de negro durante este periodo, esta tradición evocaba que era el momento de dejar las vestimentas negras, terminar las penas de su difunto , que la vida continuaba con una gran fiesta con orquesta y mucho aguardiente, mataban un toro o un cerdo depende las posibilidades de la familia.
En toda la provincia de chota Había ciertos parámetros para medir el éxito de las fiestas ya que decían que para que la fiesta haya sido buena por lo menos debía haber un muerto, por eso los chotanos somos de temer y seguramente habrán escuchado el dicho “al chotano ni la mano”.
Cada domingo los habitantes de las diferentes comunidades subían al pueblo de Querocoto para hacer sus actividades comerciales, era un día en que todos subían con sus mejores trajes y su más lindo sombrero, el caballo debía ser encinchado con la mejor de sus monturas, todos iban muy bien peinados y las alforjas(una especie de bolso) más coloridas, algunas personas llevaban animales para venderlos, aun con algo de ayuda recuerdo los precios, se podía encontrar un caballo a partir de 200 soles , una vaca a 600 soles, también estaban los campesinos que subían con sus caballos llenos de carga con los productos de sus chacras; estos precios eran algo irrisorios incluso para mí que era un niño; vendían 100 limas por 1 sol, 100 chirimoyas a 2 soles, una lata de papas (15 kg) a 2 soles todo esto eran vendidos a intermediarios para transportarlos a los mercados de Chiclayo y lima, no entendía muy bien en este entonces pero algo me decía que los campesinos al final son los más perjudicados en el comercio agrícola ya que pasan por varios intermediarios para que al final se vendrá los productos en algunos casos 50 veces más de lo que se le compraba al agricultor.


Fueron 15 días que duro este viaje en el que me quedaría corto contando todas mis anécdotas y costumbres de Querocoto pero también descubrí otra realidad de mi país del cual seguramente algunos conocen y otros no, pero del cual nosotros somos una nueva generación que debe impulsar el cambio atreves de lucha e ideas para edificar una nación con menos desigualdad y no solo quedarnos como un país rico en cultura y en paisajes que es olvidado por nuestro gobierno y a veces por nosotros mismos.

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